Francamente, no pasa un día sin que una nueva afrenta a nuestra dignidad se haga pública. Esta vez es la impresentable colusión de Farmacias Ahumada con otras cadenas de farmacias. Yo me pregunto, ¿alguien imaginaba que esto no era posible en cualquier orden de cosas económico? Si mi aliciente es la ganancia, y coludiéndome aseguro ingentes cantidades para mi bolsillo, ¿no es razonable esperar este tipo de comportamiento, máxime cuando beneficia a todos los involucrados? ¿En esto pensaban Milton Friedman y la escuela de Chicago cuando pontificaban sobre el laissez faire (dejar hacer) del mercado? ¿Cuándo dejamos que semejantes idiotas, con una supina ignorancia de la naturaleza humana, o peor, con plena consciencia de que, en lo tocante al dinero, el hombre se comporta como un depredador, manipularan un aspecto tan importante (desgraciadamente) de nuestras vidas? Ah, se me olvidaba, fue cuando Pinocho (el laissez faire en su máxima expresión). El Estado está para eso, ni más ni menos, para intervenir el mercado, pero no cuando los mismos de siempre ya dejaron la escoba. Seguro que les hierve la sangre cuando, más encima, los paquetes millonarios de dinero de todos nosotros van en rescate de estos bastardos, porque, si no lo hacen, la economía colapsa. ¡Que colapse, entonces! ¿No indica eso que el sistema es malo? No es posible que sigamos dándonos de cabeza con mecanismos que nos conducen al despeñadero de tanto en tanto y que debemos (debemos?) rescatar con la misma frecuencia. Los ricos, principales responsables de la debacle (como en casi todas las debacles), ésos que construyen su riqueza con la pobreza de todos los demás, ésos cuyo estilo de vida no ha cambiado un ápice gracias a las medidas de ayuda, ésos que se reparten el dinero de la ayuda entre ellos (AIG), ésos que reclaman ayuda, pero no ayudan, deben asumir responsabilidades mucho más serias que las habituales, es decir, ninguna. Clamo al cielo por el sufrimiento de la gente mientras esta canalla dorada sigue riéndose en nuestra cara. Ya se dijo una vez, y por algo se dijo: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre en el Reino de los Cielos. Pero ya nadie cree en serio en estas patrañas, menos ellos (que son sorprendentemente píos, de no creerse: son despiadados en su negociados y con sus clientes pero le rezan a Tatita Dios, por si acaso existe, posiblemente para no perderlo todo).
Lamentablemente, el Estado ya está en manos del poder económico, y da lo mismo que exijamos a voz en cuello el fiel cumplimiento de su rol. Los políticos no son más que payasos que, al momento de los quiubos, esto es, de las elecciones, no trepidan en estirar la mano (no para saludar, precisamente o, más bien, solamente) para aceptar de quien sea un dinerito para preservar su statu quo. De esto ni Obama se salva (no espero mucho de él, sin embargo...).
Es imperativo que tomemos consciencia (tan manoseada esta frase) de todos estos problemas que nos aquejan, que nos afectan de manera gravísima, porque es el primer paso para la destrucción del sistema. Y no llamo a la anarquía, sino a un uso inteligente de nuestros (no de ellos) recursos y a un respeto irrestricto e inflexible de nuestra dignidad.
Estimado: como siempre sus comentarios han reflejado empirismo y un sentido racional además de objetivo. Siga explorando esa floritura del lenguaje -y cómo no también los ariscos puntos de vista para la conciencia masiva- de la que sólo pocos podemos jactarnos al opinar con fundamento.
ResponderEliminarAtte
XianF